El protagonismo del presidente de Caja España-Duero, Evaristo del Canto, y de su director general, José María de la Vega, comienza a ser excesivo.
Su afán por capitalizar la imagen de la caja llegó hasta tal punto que decidieron no invitar a ningún consejero vallisoletano a una comida con los medios de comunicación.
Pero, al final, Del Canto y De la Vega tuvieron que rectificar in extremis.