Opinión

Editorial: ¿Dónde están las reformas? Hay que adelantar las elecciones

La prima de riesgo española ha pulverizado todos los registros hasta colocarse en los 335 puntos. En esos niveles, las ventas de deuda del Reino de España se automatizan. Ningún gestor de fondos se arriesgará a mantener posiciones y encajar pérdidas, de modo que venderá primero y preguntará después.

Un mecanismo que ayer se traducía en el peor día de la historia de nuestra deuda, al superar la rentabilidad de los bonos a 10 años el 6 por ciento en el mercado secundario, su máximo histórico. Tal rendimiento se acerca peligrosamente a las alturas en las que el sobrecoste es inasumible y sale más barato un rescate.

Durante esta crisis periférica, todos los Estados que tocaban el 7 por ciento pedían ahogados un flotador, pues con semejantes tipos la financiación está cerrada a cal y canto para toda la economía del país. Además, la ausencia de volumen de negocio durante agosto bien podría dejarnos vulnerables a cualquier movimiento del mercado. Y las opciones que se barajan para la deuda helena enseguida se proyectan al resto de países y a la banca. El contagio es evidente.

En estas condiciones, las preguntas se suceden: ¿y si Italia acompaña a España?, ¿hay capacidad para rescatar a ambos?, ¿qué debemos hacer? El problema engorda a una velocidad de vértigo. El crecimiento transalpino se ha estancado. Su tradicional fuerza exportadora se ha visto muy mermada con una caída del 13 por ciento desde el comienzo de la crisis. Y eso difícilmente podrá costear un endeudamiento que se halla en el 120 por ciento del PIB.

Roma tiene margen para recortar, privatizar, subir impuestos y perseguir la evasión fiscal. Sin embargo, Berlusconi se encuentra debilitado y el grueso de sus ajustes se han pospuesto a la espera de unas elecciones previstas para 2013.

Sin reformas estructurales, el Gobierno italiano podría precipitarse hacia un círculo vicioso de bajo crecimiento, alta deuda, planes de austeridad y, en consecuencia, aún menos crecimiento y todavía más deuda. El mercado de bonos italiano es el mayor del mundo después del estadounidense y el japonés. Sus pérdidas resultarían fatales para todo el sistema financiero.

Sumida en incertidumbre

España también vive sumida en la incertidumbre política. Zapatero afirmó que se quedaba para completar las reformas. No obstante, su balance se antoja harto insuficiente. Las medidas se han aguado considerablemente para que la pelota pase a manos del que venga. Ni la reforma del sistema financiero ni las laborales han sido satisfactorias. Y sólo con recortes y alzas de impuestos se lastrará todavía más la marcha del PIB.

Por las propuestas que anuncia, el candidato socialista Rubalcaba parece estar preparándose para una oposición populista. Y el presunto ganador de las próximas elecciones, el PP, tampoco quiere anunciar un solo recorte de peso... ¿Acaso nuestros políticos han tomado a todos por tontos?

Romper el euro

El rescate de España e Italia rompería el euro y hundiría el sistema financiero. A corto, Europa tiene que articular compras en los mercados secundarios que logren una rebaja de los tipos. A largo, caminamos hacia un eurobono, lo que implica un Tesoro y un Ministerio de Finanzas único. El sobrecoste para los países ricos de la UE acabaría siendo mucho menor que el crac. Y la reducción de soberanía para los periféricos se antoja bastante mejor que el default.

Por otro lado, los PIIGS deben tomar ya medidas que aseguren el pago de sus títulos. En España, Zapatero ya está amortizado. Hace falta un cambio de Gobierno que propicie nuevas expectativas y que pueda empezar el camino del ajuste con un coste político más digerible en el tiempo. El mercado urge el adelanto de elecciones. El crono no perdona.

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