El nuevo presidente de Extremadura, José Antonio Monago, tiene una intensa trayectoria profesional de bombero. Sin embargo, en su carrera política más bien reúne el perfil de un pirómano capaz de destruir todos los ideales de su partido con tal de obtener el poder.
Aliado a IU, ahora defiende la recuperación del impuesto de Patrimonio, una relación estrecha con los sindicatos, una enseñanza exclusivamente pública, la discriminación por razón de sexo, las rentas básicas para los que no tienen ingresos y todo tipo de ayudas sociales sufragadas por unas arcas públicas agotadas.
Si pretende ganar con autoridad las elecciones, Rajoy debe controlar este tipo de actitudes. No puede alentar la indisciplina entre unas autonomías que ahora deben recortar sus gastos.
