LIDOVÉ NOVINY (REPÚBLICA CHECA)
El gigante asiático en absoluto quiere que la eurozona se desmorone. Y es que, al fin y al cabo, se trata de un mercado para sus exportaciones. Pero los intereses de Pekín no cesan ahí: pretende influir y no desea seguir recibiendo críticas por su política en materia de derechos humanos, y a ello responde su apoyo financiero.
En este sentido, se trata, por un lado, de pequeños gestos. Serbia, por ejemplo, financiada con generosidad en su infraestructura por China, boicoteó el pasado año la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz a un disidente chino.
Por otro lado, también se trata de las grandes cosas. La posición de algunos países respecto el levantamiento del embargo a la exportación de armas al país se debe sustancialmente a la necesidad de obtener dinero de China. En materia de política internacional, así se ve amenazada la soberanía política.
