En un conocido chiste, un cazador va tantas veces detrás de un oso y tantas veces sale escaldado... que al final el oso le pregunta: ¿seguro que tú has venido por la caza? Ayer comenzaba una nueva serie de reuniones de los líderes europeos para tratar una vez más el salvamento heleno... y cabría preguntarles: ¿seguro que habéis venido a rescatar a Grecia?
La canciller Merkel sigue recordando que no se dará un solo euro más a Grecia a menos que los helenos tomen medidas drásticas. Ella y Sarkozy han hecho de esta cumbre una encerrona para que Papandreu se comprometa con las reformas. Incluso la primera ministra eslovaca expresó ayer su recelo hacia Atenas al justificar que no aportaría fondos.
Y, encima, en Grecia tanto la oposición parlamentaria como las multitudes vuelven a manifestarse contra unos ajustes que consideran excesivos. Con el problema extra de que habrá elecciones generales en 2013 y el segundo plan de rescate abarcaría hasta 2014. O sea, si los opositores ganan entonces en las urnas, muy seguramente querrán que se reabra la negociación del flotador. Y pese a todas las presiones que los europeos ejercían ayer sobre el partido Nueva Democracia, éste se mantenía ajeno a cualquier llamada a la responsabilidad.
De modo que toda esta incertidumbre contribuyó a que los mercados saliesen una vez más corriendo. El temor consiste en que la situación de Grecia se podría contagiar al resto de la periferia y alcanzar proporciones insoportables para la eurozona. Eso hizo que todas las primas de riesgo se disparasen hasta máximos anuales, incluida la de España.
España y EEUU
El marcapasos de Zapatero palpita peligrosamente pidiendo otra ronda de medidas que de nuevo nos aleje de los países en dificultades. Debe asegurarse de que las cajas y las autonomías no deparen mayores sorpresas en las cuentas, y además tendrá que aplicar las reformas que nos devuelvan al crecimiento, y esto en buena medida va a suponer que se reduzca parte del peso del Estado de Bienestar en la economía. Es el resultado de una crisis de competitividad que no sólo sufren los periféricos de la UE, sino también EEUU, al enfrentarnos a los emergentes.
Y semejantes eventos coinciden con las preocupaciones sobre la marcha de la economía mundial, en especial por EEUU y las consecuencias aún patentes del terremoto de Japón en la cadena de suministro global. Después de que la Fed haya confirmado la retirada de estímulos o QE2, los mercados ya piden una tercera oleada. Apoyan su razonamiento en que la economía estadounidense se ralentiza y la política fiscal de la Administración no tiene más capacidad de maniobra; el empleo no se activa y el mercado inmobiliario no ve la luz al final del túnel.
De hecho, empieza la temporada de verano para los americanos, acostumbrados a coger el coche, e iban a notar mucho la subida de la gasolina, de ahí que el Gobierno norteamericano haya presionado para que la Agencia Internacional de la Energía libere reservas. Este órgano ha cedido afirmando que el petróleo caro podría amenazar una recuperación muy frágil.
Tal anuncio se ha sumado al del final de las inyecciones de la Fed para provocar un brutal y repentino desplome del crudo. La confianza en la recuperación titubea. La manera en que las autoridades en Europa y EEUU han encarado los problemas sencillamente nos ha comprado tiempo, pero las cuestiones de fondo siguen ahí.
Impelidos por los mercados, han recurrido a unos rescates más fundamentados en brindar liquidez que en las reformas. Ahora cabe preguntarse si tienen la voluntad para hacer lo más difícil, porque parece evidente que la bestia de la crisis va a resurgir muchas veces... ¿Seguro que estos líderes han venido a resolverla?