Según la Sindicatura de Cuentas, en 2006, bajo el mandato de José María Barreda, la Junta de Castilla-La Mancha adjudicó a dedo cuatro de cada diez contratos públicos.
No paran ahí las anomalías: facturas sin abonar, formalización de contratos 30 días después de su adjudicación, falta de publicación en el DOUE, etc.
Y el Tribunal de Cuentas regional ha desnudado aún más los manejos del Barredagate en 2008, evidenciando salvedades contables como la anotación de ingresos sin tal naturaleza o la alteración de valoraciones de suelo y viviendas.
El legado del socialista a su sucesora es un antiejemplo. Con razón María Dolores de Cospedal preparó a su electorado para tan desagradables sorpresas y ya tiene su plan para reconducir las cuentas autonómicas y detener despilfarros e irregularidades.