El Banco de España advierte de un negro horizonte. Si la prima de riesgo española -el sobrecoste que el mercado pide a nuestros títulos- sigue alta, el crédito será aún más escaso y caro.
Nuestra prima ronda los 260 puntos, en parte por méritos propios, en parte por la zozobra de la nave griega y su impacto en la UE. Un cóctel que aleja de nuestro país los flujos financieros al tiempo que los encarece.
Esta advertencia ha forzado al supervisor a admitir su lentitud en la reestructuración de las cajas. Al retrasar y ablandar el ajuste y saneamiento del sector, alimentó la angustiosa deriva que ahora nos anuncia.
Cuando no se toman medidas en su momento, se deja el futuro vendido a cualquier factor exógeno. El castigo de la prima de riesgo nos afectaría menos si Ordóñez hubiera sido más diligente.