Rescate es lo que se paga para recuperar algo. En los últimos años, algunos países europeos lo necesitaron para renovar los créditos recibidos y obtener otros nuevos. Si no son capaces de honrar sus obligaciones, no deberían recibir nueva financiación y deberían pagar lo posible.
La Unión Europea ayuda a la amortización de algunos créditos y aporta nueva financiación que, en buena lógica, debe ser más cara para compensar la asunción de un riesgo mayor.
Además impone condiciones de obligado cumplimiento para eliminar determinadas asignaciones -irrelevantes o contraproducentes- de los recursos disponibles, así como adoptar medidas que den competitividad al país para reducir su dependencia de productor exportados, aumentar sus ventas, crear empleo y así poder cumplir con sus obligaciones de pago.
La independencia y el albedrío se reducen cuando las decisiones que afectan a un país las toman otros. Las autoridades recelan de la bondad de las medidas exigidas y los afectados negativamente por esas imposiciones se vuelven contra ellas y contra quienes las han aceptado.
Sin embargo, las exigencias son legítimas porque los prestamistas quieren lo suyo y buscan que los acreditados puedan pagar, lo que pasa por eliminar prácticas inapropiadas. La situación puede parecer la del enfermo que cuestiona la terapia decidida por el médico, pero aquí suele ser algo peor, porque se trata de recursos públicos malbaratados más en beneficio de políticas asistenciales y partidarias que en aras de la eficiencia.
Cambios drásticos en Portugal
En el caso de Portugal, las autoridades de la UE han aceptado la renegociación y ampliación de créditos condicionado a medidas de política fiscal extendidas hasta 2014, a la aprobación de medidas de soporte a la actividad financiera y la liquidez, a la reducción de su apalancamiento, así como a la capitalización, la supervisión y la solvencia.
Piden cambios drásticos en el seguimiento de la gestión presupuestaria de las Administraciones Públicas y de las empresas públicas, además de la reducción de los fondos asignados a estas empresas. Reducción de al menos un 15 por ciento del número de directivos de las unidades administrativas de las Administraciones Central, Regional y Local. Todas las entidades públicas, incluyendo fundaciones, asociaciones y estructuras similares deben ser reguladas para facilitar su cierre y la continuidad de las otras?
También el sistema de prevención y atención de la Salud, incluyendo medicinas y tratamientos hospitalarios y los servicios compartidos, han de mejorar y reducir sus costes operativos.
El mercado de trabajo debe adecuarse a las exigencias de una economía abierta, las ayudas a los parados deben revisarse para evitar el riesgo de un tiempo de paro excesivo a la vez que se mejora el acceso a las ofertas laborales? mejoras en la eficiencia de los mercados de bienes y servicios, en la administración de justicia y el entorno de las empresas. En total, 34 páginas de actuaciones entrelazadas para dar eficacia y eficiencia.
Las circunstancias españolas son distintas, pero no de signo contrario, al menos en los ámbitos mencionados. En otros, son idénticos; por ejemplo, en el mercado de la vivienda en régimen de alquiler, donde España y Portugal se sitúan en el grupo de países que tiene proporciones más bajas de Europa, junto a Grecia e Irlanda. El vínculo con la vivienda frena la movilidad y dificulta la creación de actividades productivas autónomas porque absorbe la mayor parte de los ingresos.
Portugal, un espejo
La diferencia en el volumen de deuda es relevante, aunque la continua aparición de deudas por saldar la reduce y propicia aumentos de desconfianza y elevación de los tipos de interés aplicables, tanto más cuanto que el exceso de personal y gasto evidenciado en las últimas elecciones refuerzan esa opinión.
Desde una óptica externa, nuestro Gobierno tiene una posición ambivalente. Por un lado, ha emitido muchas normas y ahora continúa con su ley ómnibus, pero, por otra parte, la rigidez del mercado laboral se mantiene, el número de funcionarios y empleados públicos continua creciendo, hay resistencia a fusionar ayuntamientos, las pautas de concesión de subvenciones persisten y no reconocen las críticas, con lo que no se esperan cambios.
Portugal, nuestro vecino y hermano, ilustra claramente lo que podríamos encontrar si no hay un claro cambio que consiga lo que a él se le exige. Su caso no es el nuestro, pero la prevención es sana y sabia, mientras que el tiempo es breve y el atraso caro, muy caro.
Joaquín Trigo Portela. Economista. Fomento del Trabajo.