Las cajas han lanzado un pulso a sus socias las aseguradoras exigiendo inyecciones de capital a cambio de seguir juntas. Por eso Caser tiene muy presente la obtención de fondos.
¿La solución? Buscar un socio que ponga dinero -300 millones por el 20 por ciento del capital-, al que se le ofrezca una rentabilidad y que apenas intervenga en la gestión.
O sea, una firma de capital riesgo, que esté durante cinco años y luego se marche. Pero exigen contrapartidas que parecen hacer difícil un acuerdo para el que ya no hay plazo.
¿La alternativa? Una emisión de deuda subordinada por un importe de hasta 500 millones, que le permita afrontar un proceso para el que resto de sus competidores ya han trabajado su músculo y al que ahora Caser llega sin apenas haber sudado la camiseta. Le toca correr.