Según los datos del primer trimestre, sólo 8 de las 17 comunidades autónomas está en condiciones de cerrar 2011 por debajo del 1,3 por ciento de déficit fijado por el Ejecutivo.
No se une a ellas Cataluña, pese a arrojar sólo un -0,09 por ciento, porque ayer presentó un presupuesto que duplica la cifra tope. Sólo el respeto de todas al límite permitiría a España blandir ante Bruselas un desajuste del 6 por ciento como prueba del esfuerzo de consolidación. Y de las CCAA que caminan en la buena senda, sólo Aragón, La Rioja y Galicia lucen superávit.
Así, las cuentas autonómicas siguen siendo el hijo díscolo y difícil de embridar en la foto financiera de fin de año, cuya borrachera de gasto puede dar al traste con los sacrificios de todos. Y es que, mientras el Estado ha reducido sus gastos un 19,6 por ciento hasta abril, las autonomías los elevaron un 5,4 por ciento hasta marzo, empañando la austeridad padecida por los bolsillos tras los recortes.
No hay que olvidar que la cita electoral ha implicado desembolsos con los ojos puestos en las urnas, como ha pasado, entre otras CCAA, en Madrid, que elevó su generosidad en las transferencias hasta dejar los números rojos del primer trimestre en la mitad del tope que tiene para todo el ejercicio.
La proyección de las cuentas regionales es preocupante, pero no sobrecogedora... por el momento. Se da la buena noticia de contar por primera vez con el desglose trimestral homogeneizado de los datos autonómicos, lo que abre la puerta a seguir ahondando en la transparencia, máxime cuando se espera que aflore deuda en las regiones cuyo Gobierno cambie de signo, destapándose gastos no previstos.