La marcha de Zapatero y la debacle del 22-M han propinado un golpe estructural al PSOE.
A río revuelto, un ala del partido pide un Congreso urgente del que salga el nuevo secretario general, lo que impugnaría al aún presidente del Gobierno y precipitaría un adelanto electoral, amén de implicar más distracción justo cuando el país sigue huérfano de medidas.
Chacón retira su candidatura para evitar ese desenlace. Se inmola para salvar al presidente, que agotaría la legislatura, y evita desestabilizar más al partido.
Deja vía libre para que Rubalcaba sea el candidato de la derrota en las generales. Y busca evitar un Congreso en el que se nombraría secretario al vicepresidente, quien en ese caso tendría el control del aparato tras las elecciones y podría gestionar el día después. La pelea es por el futuro...