La esencia de la democracia se encuentra en la defen-sa de valores universales, los Derechos Humanos definidos por la Ilustración hace más de dos siglos.
Por ello, me escandaliza la esquizofrénica ética de Occidente que ayer condenaba la barbarie del totalitarismo comunis- ta, que encarcelaba y torturaba por "razón de Estado"? y hoy nada dice de una brutalidad idéntica cuando ésta la realizan nuestros aliados.
Guantánamo, Diego García, Bagram, los barcos prisión, el espanto de la entrega de supuestos terroristas para ser mejor y más eficazmente torturados por otros, son agujeros negros (que no limbos jurídicos) donde la Declaración Universal de Derechos Humanos o el Convenio de Derechos Políticos (ambos firmados en Nueva York) han saltado por los aires como las Torres Gemelas sin que produzcan nada más que alguna púdica y comedida recriminación.
De ello se tenía suficiente noticia a través de las denuncias de Amnistía Internacional o el Observatorio de los Derechos Humanos. Y los testimonios espeluznantes de los liberados tras años de infierno.
Ahora Wikileaks nos expone que, además de criminal, Guantánamo era inútil. Menos del 10 por ciento de los allí encarcelados tenía remota relación con el terrorismo. Y sólo una ínfima parte de ellos tenía algo relevante que confesar.
Crimen, insisto, crimen, delitos tipificados responsabilidad del abyecto Gobierno del expresidente Bush... y también del presidente que lo mantiene, Obama.
Y una mención, si cualquier ministro o presidente de España acordara medidas semejantes, terminarían condenados a altas penas de prisión por aplicación de nuestro Código Penal.
Mi reconocimiento para la Justicia española, que ha entendido como delito lo que es delito: la tortura de los presos de Guantánamo , en una causa abierta contra el presidente Bush, el vicepresidente Cheney, el ministro Rumsfeld y otros.
Quienes a diferencia de Franco responderán ante los Tribunales, no ante Dios y ante la historia como pretendían.
Javier Nart. Abogado.