Opinión

Dominic Brisby: Es necesaria una política coherente del Gobierno sobre el tabaco

El origen del negocio del tabaco fue la recaudación de impuestos por parte del Estado. Ese punto de partida se remonta al siglo XVII, cuando se constituye el Estanco del Tabaco mediante Real Cédula de 26 de diciembre de 1636, una decisión motivada por la importancia creciente que el tabaco adquirió como fuente de recursos públicos ante el desarrollo de su consumo. Desde entonces, su venta representa una fuente ingente de dinero para el Estado. El año pasado, alrededor de 10.000 millones de euros.

Es fácil deducir, por tanto, el interés del Ministerio de Economía y Hacienda en este negocio. Pero esta circunstancia también pone de manifiesto la necesidad de desarrollar una política fiscal acertada cuya aplicación no derive en una disminución de esos ingresos.

El último incremento de la fiscalidad del tabaco, realizado a principios de diciembre de 2010, ha tenido un efecto perverso sobre el mercado, al provocar la reactivación de una lacra prácticamente erradicada, el comercio ilícito de tabaco (falsificaciones y contrabando), que se ve favorecido, además, por la crisis económica.

Es el principal factor que está ocasionando una más que significativa caída de las ventas legales de cigarrillos y provoca, como resultado, una relevante disminución en los impuestos procedentes del tabaco durante los primeros meses del año, en contra de lo que el propio Gobierno manifestó al anunciar el incremento fiscal.

El otro factor destacado que está contribuyendo al descenso en las ventas es el de la reforma de la Ley 42/2010, conocida como Ley Antitabaco y aplicada desde el 2 de enero. Esta fuerte presión regulatoria identifica a España como el país más radical de su entorno en este tipo de legislación. En este caso, la reforma ha sido impulsada por el Ministerio de Sanidad.

La polémica y la controversia social sobre el tabaco han existido siempre. Altadis apoya una regulación del tabaco razonable, proporcionada y basada en evidencias, pero nos oponemos enérgicamente a cualquier tipo de regulación que supere unos límites definidos por el sentido común, y lo hacemos para proteger nuestro negocio y defender los derechos de nuestros consumidores.

No creemos que hubiera sido necesario llegar al extremo alcanzado por la reforma de la Ley. Consideramos que habría sido posible buscar soluciones que hubieran permitido a nuestros consumidores fumar sin molestar en espacios públicos. En la mayoría de países europeos existen fórmulas que posibilitan la convivencia entre fumadores y no fumadores.

Importancia económica para España

El tabaco es un sector del que viven miles de familias en España. Proporciona empleo, directa e indirectamente, a unas 98.000 personas en toda la cadena de valor, desde su cultivo hasta el punto de venta, incluyendo agricultores, distribuidores, empleados en los fabricantes, estanqueros e industria auxiliar.

La cuestión del cultivo del tabaco requiere una mención expresa, dada su importancia en la economía agrícola de Extremadura y el lógico interés del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. Históricamente, Altadis ha mantenido un firme y decidido apoyo al campo extremeño, tal y como demuestran los sucesivos acuerdos suscritos para la compra de tabaco con la empresa estatal Cetarsa.

En estos momentos, y a pesar de la caída de volúmenes en las ventas provocada por la presión fiscal y regulatoria contra el tabaco, Altadis sigue prestando ese respaldo al cultivo. De hecho, es la tabaquera que más cantidad de materia prima adquiere en España. Lógicamente, las compras están cada vez más condicionadas por el descenso de los volúmenes de fabricación y ventas y la acumulación de stocks en los almacenes que ocasiona ese descenso.

De ello parece ser plenamente consciente el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, quien recientemente ha pedido al Gobierno central que la fiscalidad del tabaco sea compatible con el mantenimiento del sector en la región y ha defendido la armonización de los distintos intereses de productores, transformadores, empresas tabaqueras, consumidores y Administraciones.

En busca del equilibrio

Llegados a este punto de mi exposición, queda patente, por un lado, el jugoso beneficio que el Ministerio de Economía y Hacienda obtiene de los impuestos del tabaco. Por otro lado, el evidente empeño del Ministerio de Sanidad en reducir al mínimo el consumo de un producto de cuyas ventas se beneficia directamente el departamento de Economía y Hacienda. Y finalmente, la preocupación del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino y de la Junta de Extremadura por un sector agrícola, el de los cultivadores de tabaco extremeño, cuya supervivencia depende de las compras que realizan los fabricantes.

Por ello, ante la situación que atraviesa actualmente un sector en el que el propio Estado tiene unos intereses tan directos en forma de ingresos y mantenimiento de puestos de trabajo, se hace ineludible establecer urgentemente una coherencia en las decisiones del Gobierno que afectan tan gravemente al legítimo negocio del tabaco.

Por difícil que parezca, creemos que es perfectamente viable alcanzar la mejor armonía posible entre las medidas de ámbito fiscal y sanitario, un equilibrio que además haga previsible el efecto de esas medidas y no perjudique de manera irreparable al empleo y la recaudación.

Trabajo conjunto

Altadis se ofrece a trabajar conjuntamente en esa dirección. Estamos dispuestos a mantener un diálogo constructivo con las autoridades que contribuya a establecer unos procedimientos y unas normas razonables que respondan a los intereses de todos los actores implicados. Tenemos los conocimientos para ayudar a conseguirlo.

Decía al principio de este artículo que el origen del negocio del tabaco fue la recaudación de impuestos por parte del Estado mediante la creación del Estanco del Tabaco. Pues bien, esa misma institución es la que dio origen al nacimiento de Altadis, que este año conmemora su 375º aniversario. Altadis es aún una compañía viable, que defiende los derechos de los fumadores y en la que es un verdadero orgullo trabajar.

Es la compañía líder del mercado, con un peso muy relevante en la economía nacional como demuestran sus 1.500 trabajadores, los cuatro centros de producción ubicados en otras tantas comunidades autónomas y su capacidad de compra de tabaco en Extremadura. Por lo que representa, por su historia, su experiencia y sus conocimientos, Altadis merece ser tenida en cuenta.

Dominic Brisby. Presidente de Altadis.

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