El crudo ha sufrido la mayor caída en dos años. El Brent, de referencia en Europa, y el West Texas, al otro lado del Atlántico, acumulan un retroceso del 10 por ciento en las últimas sesiones. La causa de la corrección está en las dudas crecientes sobre la recuperación global y, en particular, la estadounidense. EEUU no acaba de despegar.
Las proyecciones de la Fed y las últimas cifras macro apuntan a que aún no tiene fuelle. Algo que impide todavía la retirada de estímulos y que desvanece el temor a la inflación, lo que presiona a la baja a refugios como el oro. A nivel doméstico, esta deriva del crudo anuncia una bajada de los carburantes en España, que ayer marcaron máximos. Ahora bien, aunque su precio se relaje, Competencia debe reforzar su vigilancia sobre las petroleras.