Se relajan las tensiones. No hay más que ver la evolución del índice VIX, un medidor de volatilidad en los mercados: ha regresado a niveles precrisis. Sin duda, un buen indicio. Pero no hay que bajar la guardia. El problema periférico sigue enquistado en Europa, EEUU aún no puede retirar el dopaje monetario a la economía y persisten focos de inestabilidad geopolítica.