DER STANDARD (AUSTRIA)
En los 90, Draghi se ganó la reputación de reformista decidido. Recientemente, demostró ser más bien un hábil mediador. Y eso ahora le abre el camino a la cima.
Después de tomar posesión del cargo, deberá sacar a relucir la valentía con la que una vez elevó a su país en la eurozona para que el banco, que aún mantiene la Unión Monetaria, no se transforme en un problema.