IL SOLE 24 ORE (ITALIA)
Se equivoca quien considera el éxito de los populistas finlandeses como un mero episodio de nacionalismo rayano en el racismo. Un país del norte de Europa, con rating a tope, considera una profunda injusticia el tener que intervenir para salvar a los Estados que han derrochado su patrimonio nacional ignorando toda exhortación al rigor: Grecia, Portugal, acaso también España en un futuro próximo.
Hace dos años que Europa deshoja la margarita helena sin llegar a una postura clara, compartida, con indicaciones concisas a los mercados y a los ciudadanos. Nos hemos dividido sobre el instrumento de salvamento, poderes, dotación, automatismos de intervención. Lo mismo se ha hecho en fecha más reciente sobre el asunto de la inmigración. Todo ello aparece hoy como un vacío de fuerza y de gobernanza. Y se transforma en un empuje centrífugo: fuera de Europa si Europa no sabe decidir. El antieuropeísmo populista es el efecto de la tempestad perfecta del estancamiento. El morbo podría propagarse desde Finlandia a otros países.
