Los rescates sólo sirven para comprar tiempo, ya que la experiencia demuestra que las economías salvadas se ven abocadas a una espiral recesiva, a menos que en algún momento se las libere de una parte de la deuda.
Cada vez parece más claro que todos estos planes terminarán en una quita. En la UE, todos piensan en la fecha de 2013, pues ese año estará preparado el proceso para liquidar bancos y entrará en vigor el nuevo fondo europeo, que sí contempla reestructuraciones.
Sin embargo, los acontecimientos bien podrían adelantarse y dar más de una sorpresa. Si los inversores privados saben que en 2013 pueden sufrir reestructuraciones, cabe la posibilidad de que protagonicen una fuga.
Los países en peores condiciones pueden quedar estigmatizados y sin fondos.