Opinión

Editorial: La contumacia de Ordóñez

En su discurso sobre el sector financiero, Ordóñez parecía el capitán de un avión que atraviesa fuertes turbulencias al tiempo que afirma que no pasa nada.

Mientras por la ventanilla observamos una sequía de la financiación que afecta incluso a proyectos viables, el gobernador se atrevió a decir que lo importante es que todo esté preparado para dar crédito cuando se recupere la demanda solvente y que se ha impedido la supervivencia de entidades zombis.

¿Seguro que hablaba de España? Hasta explicó que la entrada del Frob no es una nacionalización... ¡sólo porque tiene carácter temporal! Es más, justificó que se haya tardado tanto en actuar porque el Gobierno lo retrasó y habría sido un error recapitalizar las cajas sin haberlas profesionalizado, reestructurado y saneado.

¡Pero si lo que ha hecho es exigirles unos requisitos de capital más elevados que no se dedicarán a saneamientos y está dejando a los mismos gestores al mando! Y se congratuló de que las cajas ganen tamaño: ¿está convirtiendo en sistémicas unas cajas que podía haber liquidado? ¿Acaso es el pagano de la fiesta a costa del contribuyente y no se ha enterado?

Su pose se mantuvo aun para aseverar que había transparencia y que Banco Base era un buen proyecto. Claro, por eso se desconocían las cuentas de la CAM y todo se desmoronó.

Y defendió el vigente sistema de valoración de activos, aunque se lo haya puesto en duda hasta Trichet porque no valora a precio de mercado y, además, tapona el reajuste vía precio del sector inmobiliario. Ordóñez ha mimetizado el discurso del Gobierno y ahí están las consecuencias: ¿quién le va a creer ahora?

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