Opinión

Editorial: Unas constructoras más maduras

La relajación de los mercados respecto al riesgo de España ha alcanzado un punto decisivo. Ahora se ha abierto una ventana de oportunidad para captar fondos incluso a las compañías más castigadas debido a que estaban muy endeudadas y salpicadas por el estallido de la construcción.

Ferrovial, Sacyr, OHL, FCC y ACS barajan diversas opciones con las que volver a financiarse sin tener que recurrir a las complicadas, y ahora muy escasas, sindicaciones de bancos. No deben desperdiciar la tregua, porque nadie sabe cuándo regresarán las tribulaciones.

Se trata de un paso fundamental para este tipo de empresas, que tienen su origen vinculado al ladrillo y los fondos que se dedicaron en masa a mejorar las infraestructuras españolas, pero que en cuanto se acabó la bonanza tenían la difícil papeleta de reinventarse. Si con este crédito encuentran el maná para completar su travesía por el desierto, habrán culminado una loable reconversión hacia sociedades orientadas a los servicios, la ingeniería e infraestructuras.

Algunas como Acciona incluso se han transfigurado en empresas de energía. Y las hay que se consideran vehículos para invertir en otras cotizadas, como Sacyr con Repsol y ACS con Iberdrola. Ya no disfrutarán de la alegría de antaño en la financiación, porque sus principales clientes, los gobiernos, les han restado parte de su legendaria capacidad para generar caja.

Pero al menos se han diversificado tanto por actividades como por países, y parten desde una posición de líderes mundiales en sus campos. Reúnen los conocimientos técnicos y saben moverse fuera. Hoy pueden respirar un poco más aliviadas.

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