Opinión

Editorial: El canon digital se desmorona

Se desmorona el canon digital, un gravamen indiscriminado sobre los soportes electrónicos concebido como compensación del eventual perjuicio económico que suponen las copias ilegales. Es decir, una presunción de culpabilidad en toda regla convertida en un sobrecoste para el cliente y en un sabroso maná para entidades como la SGAE... hasta que se topó con la Justicia.

El Tribunal de Luxemburgo abrió la veda, al negar que hubieran de pagarla las empresas y administraciones. Recientemente la Audiencia Nacional ha declarado nula de pleno derecho la orden ministerial que regula la exacción por graves defectos de forma, como carecer de memoria económica y dictamen del Consejo de Estado. Hoy dos nuevos casos tumban las pretensiones de la entidad que preside Teddy Bautista a las que ha dado cobertura una norma nula del Gobierno. Nokia y Dell han ganado su batalla. No sólo no tendrán que pagar factura digital, sino que podrán reclamar lo indebidamente depositado. Así pues, el edificio del canon se cae. Es un gravamen contra natura, rebasa la línea que separa lo recaudatorio de lo confiscatorio y va contra el ordenamiento, como sistemáticamente ponen de manifiesto los tribunales. No sólo vulnera la presunción de inocencia, sino que su envoltura normativa fue un fiasco. La ministra del ramo, González-Sinde no ha logrado salir del márchese al que la animaron los internautas en su nombramiento. Para colmo, la tasa tenía un mal calificativo. Más bien va a suponer un mordisco en gastos jurídicos, por todo el via crucis legal de reclamaciones que derivarán de estas sentencias. Es el canon judicial. De digital, nada.

Se desmorona el canon digital, un gravamen indiscriminado sobre los soportes electrónicos concebido como compensación del eventual perjuicio económico que suponen las copias ilegales. Es decir, una presunción de culpabilidad en toda regla convertida en un sobrecoste para el cliente y en un sabroso maná para entidades como la SGAE... hasta que se topó con la Justicia. El Tribunal de Luxemburgo abrió la veda, al negar que hubieran de pagarla las empresas y administraciones. Recientemente la Audiencia Nacional ha declarado nula de pleno derecho la orden ministerial que regula la exacción por graves defectos de forma, como carecer de memoria económica y dictamen del Consejo de Estado. Hoy dos nuevos casos tumban las pretensiones de la entidad que preside Teddy Bautista a las que ha dado cobertura una norma nula del Gobierno. Nokia y Dell han ganado su batalla. No sólo no tendrán que pagar factura digital, sino que podrán reclamar lo indebidamente depositado. Así pues, el edificio del canon se cae. Es un gravamen contra natura, rebasa la línea que separa lo recaudatorio de lo confiscatorio y va contra el ordenamiento, como sistemáticamente ponen de manifiesto los tribunales. No sólo vulnera la presunción de inocencia, sino que su envoltura normativa fue un fiasco. La ministra del ramo, González-Sinde no ha logrado salir del márchese al que la animaron los internautas en su nombramiento. Para colmo, la tasa tenía un mal calificativo. Más bien va a suponer un mordisco en gastos jurídicos, por todo el via crucis legal de reclamaciones que derivarán de estas sentencias. Es el canon judicial. De digital, nada.

Se desmorona el canon digital, un gravamen indiscriminado sobre los soportes electrónicos concebido como compensación del eventual perjuicio económico que suponen las copias ilegales. Es decir, una presunción de culpabilidad en toda regla convertida en un sobrecoste para el cliente y en un sabroso maná para entidades como la SGAE... hasta que se topó con la Justicia. El Tribunal de Luxemburgo abrió la veda, al negar que hubieran de pagarla las empresas y administraciones. Recientemente la Audiencia Nacional ha declarado nula de pleno derecho la orden ministerial que regula la exacción por graves defectos de forma, como carecer de memoria económica y dictamen del Consejo de Estado. Hoy dos nuevos casos tumban las pretensiones de la entidad que preside Teddy Bautista a las que ha dado cobertura una norma nula del Gobierno. Nokia y Dell han ganado su batalla. No sólo no tendrán que pagar factura digital, sino que podrán reclamar lo indebidamente depositado. Así pues, el edificio del canon se cae. Es un gravamen contra natura, rebasa la línea que separa lo recaudatorio de lo confiscatorio y va contra el ordenamiento, como sistemáticamente ponen de manifiesto los tribunales. No sólo vulnera la presunción de inocencia, sino que su envoltura normativa fue un fiasco. La ministra del ramo, González-Sinde no ha logrado salir del márchese al que la animaron los internautas en su nombramiento. Para colmo, la tasa tenía un mal calificativo. Más bien va a suponer un mordisco en gastos jurídicos, por todo el via crucis legal de reclamaciones que derivarán de estas sentencias. Es el canon judicial. De digital, nada.

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