Opinión

Editorial: Libia lo puede poner crudo

¿Por qué intervenir en Libia mientras en Yemen o Bahrein masacran manifestantes ? ¿Y por qué no lo hicimos en Estados fallidos como el Congo? Las intervenciones humanitarias dependen del estado de su opinión pública y quiénes son los aliados del momento.

Vietnam y Somalia provocaron que nos quedásemos de brazos cruzados ante el genocidio ruandés. Y esta vez unos Gobiernos que habían sido sorprendidos en la cama con Gadafi tienen la oportunidad de resarcirse reencarnándose en adalides de la democracia.¿O si no a que viene la actitud de Sarkozy después de que se revelase que una ministra se benefició del trato con el líder libio?

Sin embargo, esta actuación tan decidida plantea numerosas dudas razonables. ¿Cómo va a terminar?, ¿nos empantanaremos en otro conflicto?, ¿tendrán que entrar por tierra para asegurar el éxito de la misión?, ¿quiénes son los rebeldes que apoyamos?, ¿hay una amenaza razonable al suministro energético en el Mediterráneo?, ¿sufriremos una oleada de refugiados?

El Gobierno español prevé una intervención de tres meses, pero nada justifica tal razonamiento sin que aterricen las tropas. Si la guerra se alarga, puede que pierda su legitimidad y respaldo, en especial entre los árabes. O incluso puede contaminar al resto de la zona. El actual precio del petróleo no se justifica por la caída de la producción experimentada en Libia. Se descuentan peores escenarios.

Y aunque la crisis ha facilitado que haya capacidad ociosa, la capacidad de refino sí puede traer problemas. Un caldo de cultivo para que el petróleo se dispare de nuevo. Y tras la caída del euribor por Japón... podríamos volver a los repuntes.

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