Una de las primeras consecuencias de la alerta nuclear vivida en Japón ha sido un alza brusca en los precios del gas.
Las renovables carecen hoy de la rentabilidad y se precisa instalar las infraestructuras. Sin embargo, se puede recurrir al gas de inmediato para sustituir a la energía atómica.
Enseguida, los inversores observan una oportunidad de negocio, máxime con la incertidumbre añadida de Oriente Medio.
Si además los actuales vaivenes de los mercados proporcionan argumentos a los banqueros centrales para continuar con una política monetaria relajada, entonces pueden seguir surtiendo de liquidez a un mercado que apuesta a subidas generales en los precios de las materias primas, sobre todo cuando Japón las demandará para su reconstrucción.