El Banco de España promueve una fusión entre Ibercaja, Unicaja y Duero-España. Se trata de la mejor opción, puesto que tanto la aragonesa como la andaluza, aunque saneadas, se quedan pequeñas.
Juntas llegarían a los 125.000 millones de tamaño, superando los 100.000 que quiere el BdE.
Y así formarían un banco con el que evitar el 10 por ciento de requisito de capital que les exige la nueva legislación y que les penalizaría mucho. Tan sólo el reparto de poderes puede frenar la alianza.
Se constata que no basta con lo hecho y hay que profundizar en una segunda ola de alianzas. Hay que elogiar que las cajas castellanas busquen una solución aun perdiendo el control.
Contrasta esta actitud con el empeño de Feijóo en dar con una solución gallega. Ahora pide ayudas como las catalanas. Malo.