Las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet , sobre la necesidad de permanecer "vigilantes" ante un repentino repunte de la inflación disparan al euro hasta niveles de 1,3950 dólares, y la rentabilidad del bono alemán a 2 años se elevaron 24 puntos básicos hasta el 1,76 por ciento.
Hoy, los tipos permanecen sin cambios en el 1 por ciento, y este movimiento no es el inicio de una serie de futuras subidas consecutivas, o eso dice Trichet.
Pero la noticia no puede venir en peor momento, mientras Irlanda y Grecia luchan desesperadamente por cumplir con todos los términos y compromisos adquiridos con la Unión Europea debido al rescate de sus respectivas economías.
Una inminente subida de tipos con la finalidad de contrarrestar un repunte de la inflación podría poner una presión peligrosa sobre los mercados financieros y de bonos de la eurozona.
Lo de hoy es un mensaje claro al mercado, el Banco Central Europeo se toma muy en serio la estabilidad de precios, pues en realidad ése es su mandato, el de controlar la inflación.
Y el repunte del precio del petróleo y muchas materias primas incluyendo las agrícolas (el oro como cobertura contra la inflación mantiene el rally de los últimos 6 meses) hace revisar sus estimaciones al alza para este año en el que el IPC en Europa permanecerá en el rango del 2 por ciento al 2,6 por ciento.
Sólo espero que el presidente del banco central no se equivoque de nuevo, ya que esto podría acarrear devastadoras consecuencias para el mercado.
Cuando la inflación liderada por el precio del crudo repuntaba en el 2008, mantuvo su oposición férrea ante una posible bajada de tipos. De hecho, los subió en julio del mismo año, a pesar de la evidencia de los datos económicos y el inicio de las bajadas de tipos en Estados Unidos. No sería la primera vez que una apresurada subida de tipos conduce a una economía en vías de recuperación de nuevo al abismo.
La diferencia entre la Reserva Federal encabezada por Ben Bernanke y el Banco Central Europeo de Trichet consiste en que el BCE toma como referencia para su política monetaria la headline inflation o inflación general, que tiene en cuenta los componentes más volátiles de la inflación, es decir la energía y los alimentos. En cambio, la Reserva Federal toma el core inflation o inflación subyacente, que descarta estos componentes más volátiles.
Por eso, en el 2008 actuó bien y no subió tipos, lo que hubiera acentuado aún más si cabe la crisis financiera que se estaba desarrollando en ese momento, repitiendo entonces los errores de 1929. La Fed se fijó en las expectativas de inflación que permanecían bajas.
Hoy, las expectativas de inflación medidas por el diferencial del bono nominal a 10 años alemán y del bono ligado a la inflación se sitúan en el 2,11 por ciento.
Lucas Monjardín. Consejero delegado de Capital at Work.