La fusión de las cajas plantea ahora un nuevo dilema: el de qué hacer con sus gestoras de fondos.
En total, 17 de las 40 entidades inmersas en la reestructuración cuentan con gestoras propias que mueven más de 32.800 millones, el 24 por ciento del total del negocio. Una de las opciones consiste en que las cajas con gestión de activos asuman estas tareas en el nuevo banco.
Sin embargo, tienen la oportunidad de aprovechar la coyuntura para desprenderse de esta rama y externalizarla. No tiene sentido que entidades, que en algunos casos han requerido fondos públicos, destinen recursos en una infraestructura que no es el epicentro de su actividad y donde no suelen rendir muy bien.
La distribución de un mejor producto de una tercera firma les reportaría jugosas comisiones. Es el momento de optimizar.
