El Gobierno quiere endurecer las sanciones a los parados que desatiendan las acciones de políticas activas de empleo de las que son beneficiarios, tanto las formativas como las de orientación o información laboral.
Siendo positivo que los incumplimientos tengan mayor repercusión, hay que nivelar disciplinando también a la otra parte. Tanto los cursos como la orientación profesional deben ganar en idoneidad, interés y utilidad, y no ser meros pasatiempos sin horizonte laboral visible.
Es preciso arbitrar una mejor auditoría e inspección de estas políticas, igual que habrá que desplegar los mecanismos que lleven a la práctica ese agravamiento de las sanciones, para que no se quede en la categoría de anuncio y buenos propósitos.
Queda indagar por qué no se ha abordado esto antes... ¿Mucho sindicato entre los cursos?