El PIB retrocedió un 0,1 por ciento en 2010. Un registro mejor de lo esperado, pero con mucho recorrido hasta ser bueno: el paro está desbordado. El dato enseña al Gobierno la lección de que hacen falta medidas y ajustes para que la economía reaccione.
Ahora bien, la recesión nos devuelve una nueva radiografía de los sectores productivos: pierden peso la industria y la construcción en favor de los servicios.
Lógico si tenemos en cuenta que máquinas y grúas fabrican bienes cuyo stock se embolsa ante las crisis, estrangulando su desarrollo.
Los salarios reales han mermado y aun así el consumo ha mejorado, pero el tirón de las exportaciones demuestra que el impulso sigue viniendo de los países que se recuperan. Así que, cuidado, una mayor relevancia de los servicios puede minar el potencial exportador.