Salgado busca apoyos para aprobar su reforma de las cajas. Parece lógico que dé más tiempo a las entidades para salir a bolsa, pues tal concurrencia en tan poco tiempo podría hundir sus cotizaciones.
Pero distinto es que se brinden ahora demasiadas facilidades que terminen por descafeinar la reestructuración. Cuidado, porque esta relajación puede traer más incertidumbre, en especial cuando ya se equivocan con la fórmula adoptada.
Lo razonable sería, en lugar de elevar requisitos de capital, que se forzase el saneamiento de las cajas e intervenir donde sea preciso. Y, luego, acometer la recapitalización exigiendo los mismos niveles que en el extranjero.
De lo contrario, los inversores sabrán que esos capitales básicos tendrán que provisionar pérdidas. Sospecharán que hay gato encerrado.