A cambio del apoyo de CiU, Zapatero abrió a Artur Mas una puerta por la que ahora entrará el resto de CCAA que tienen vencimientos de deuda que refinanciar en 2011.
Una puerta que, sin embargo, cerró al Ayuntamiento de Madrid. Entre todas las autonomías, la cantidad que habría que colocar en el mercado por este concepto rebasa los 13.000 millones.
Ello al margen de posibles nuevas autorizaciones de deuda que pudieran producirse. Sólo en Cataluña, 4.600 milones de los 10.000 en liza corresponden a refinanciación y el resto a deuda nueva. No bastó con los bonos patrióticos a un suculento interés.
Una vez más, las CCAA desestabilizan cualquier propósito de embridar cuentas, por más que la Administración Central trate de disciplinarse. Zapatero ha protagonizado con Mas un inoportuno paso atrás que puede tumbar la renovada credibilidad que pudo aportar su aparente reconversión.
¿O se cree el presidente que esto pasará inadvertido ante la guardiana Merkel? Es preocupante el engrosamiento de la deuda autonómica. Con unos gastos mayores que los ingresos, las CCAA se hacen cada día más dependientes de la financiación y en mayor cuantía.
Y los mercados lo saben. Van a ser más duros y pedir remuneración más alta en esas colocaciones, lo que elevará los gastos financieros autonómicos. Aparte de que las agencias de rating tienen los ojos abiertos, cuando en unas semanas se conozca la ejecución presupuestaria de 2010, cualquier eventual sorpresa puede disparar nuestra prima de riesgo.
No en vano, este renuncio del Gobierno da la sensación de que tira la toalla con las cuentas autonómicas en 2011.