Opinión

Editorial: La reforma que se convirtió en oceáno

Mañana llega la supuesta y esperada reforma de las pensiones. Al final todo apunta a que se ha descafeinado la aparente firmeza del Ejecutivo sobre el retraso del retiro.

Lo que iba a ser reforma, se quedará en un acuerdo de mínimos, en un mero marco sobre el que negociar, de nuevo, con los sindicatos. Se abre la puerta a un océano de marejadas. ¿Dónde queda aquel discurso de que se aplicarían las medidas precisas con o sin consenso?

El Gobierno parece volver a sus bandazos: apostaba por alargar la vida laboral hasta los 67 años, pero pasó a hablar de una ancha franja de edades.

Ahora están por definir las profesiones con una jubilación más temprana o cuántos años habrá que cotizar para cobrar la pensión o para acceder a la máxima. Volvemos a asistir a cambios que dejan todo igual... o parecido.

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