Opinión

Editorial: El 'tsunami' familiar de Bodegas Faustino

Bodegas Faustino vive un tsunami familiar del que dependerá el futuro relevo de poder en la compañía. Su dueño, de 78 años, está apartando a sus hijos de los puestos de referencia, dando un vuelco al proceso sucesorio y comprometiendo su desarrollo ordenado y ajustado al protocolo familiar del que dispone su negocio.

 Con cuatro generaciones a sus espaldas, estas bodegas viven hoy su mayor auge empresarial, pero están constatando los inconvenientes de no haber deslindado la dirección de los problemas de sus miembros.

Las empresas familiares deben aprender que la profesionalización de la cúpula antes de que llegue el momento de la sucesión, fecha que anuncia la edad de su cabeza visible, es la mejor forma de solventar cualquier conflicto en el proceso.

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