Opinión

Tras la colocación de bonos, intervinieron los técnicos

IL SOLE 24 ORE (ITALIA)

Portugal y España dan un respiro. Sin embargo, en la realidad de las cosas nada ha cambiado respecto a los días pasados y los problemas, por el momento, siguen cristalizados y sin resolver. Los mercados han querido dar una tregua y la comprobación sobre el aguante de los dos países queda aplazada para las próximas semanas.

Dos son los vencimientos que los mercados miran de cerca: las elecciones presidenciales de Portugal, el 23 de enero, que deberían confirmar la actual fase política de consenso, y la aprobación de la reforma de las pensiones en España, el próximo 28 de enero, que debería tranquilizar a la comunidad internacional sobre la voluntad de Madrid de emprender las necesarias reformas en el país.

Mientras tanto, una delegación de la Comisión especial para la crisis financiera ha visitado los países de mayor riesgo para seguir de cerca la situación. ¿Resultado? Su presidente, Wolf Klinz, ha declarado que los dos países están respetando los compromisos y que deberían ser capaces de resolver sus problemas solos.

Pero ha puesto el acento en el hecho de que hay que proceder con rapidez a realizar reformas estructurales y abordar medidas para reactivar el crecimiento.

Por algo el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, acelera los plazos de las reformas y el saneamiento del sector de las cajas de ahorros, con el objetivo de convencer a la comunidad internacional y a los mercados de que España no necesita ayudas.

Por algo el presidente español, en los pasados días, se ha declarado seguro de que España podrá registrar pronto tasas de crecimiento situadas entre el 2 y el 2,5 por ciento anuales y crear puestos de trabajo.

Aunque el dato de desempleo español del pasado mes de diciembre podría haber superado, de nuevo, la barrera del 20 por ciento, marcando así un nuevo récord.

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