En buena lógica, el Tesoro español ha aprovechado la tregua concedida por los mercados para aumentar esta semana sus emisiones. Busca modificar la estructura de sus vencimientos para que éstos sean más a largo plazo y así suavizar las presiones.
Y en este sentido será decisiva la reunión de ministros de Finanzas de la UE que tendrá lugar hoy en Bruselas, donde se discutirá cómo reforzar el fondo de estabilización.
Hasta ahora, los esfuerzos europeos han pecado de timoratos: han anunciado unas cantidades que siempre se han quedado por debajo de las nuevas necesidades que se iban previendo; nunca han puesto dinero real por delante; y sus promesas de apoyo muchas veces dejaban margen para la duda.
Así que el mercado ha buscado un respaldo explícito, porque de otro modo a partir de 2013 habrá quitas, y eso hace poco atractivo retener bonos de la periferia europea. Y tampoco hay que olvidar, como destacaba el prestigioso economista de la Universidad de Chicago Luigi Zingales en estas páginas, que en el fondo se está respondiendo ante las dificultades con más emisiones de papel.
La mayoría de los economistas alemanes es consciente de que se podría atraer a los inversores de emergentes resolviendo las urgencias, pero los problemas de falta de competitividad y endeudamiento seguirían existiendo. Se estaría cocinando el estallido de otra burbuja; de ahí las divisiones en el Ejecutivo germano sobre los rescates.
Cualquier ayuda debe estar condicionada a las reformas, pero se debe andar con cuidado, porque unos ajustes brutales inducirían otra recesión. Hay que practicarlos graduales, transparentes y creíbles.