A Pablo Isla, los Reyes Magos le han traído el nombramiento como presidente de Inditex, sucediendo a Amancio Ortega. Dicho así, parecería un regalo. Nada más lejos de la realidad. No creo en la fortuna, en la suerte. Isla es la demostración del esfuerzo, la constancia y la disciplina como hábitos de vida.
Pablo Isla parece ser el perfecto sucesor. Cuando en otoño de 2009 se le concedió el premio al Mejor Directivo del Año por la APD, César Alierta, su predecesor en el Premio y mentor, se deshizo en elogios. El presidente de Telefónica espetó que, en su trayectoria internacional en tal cargo, había conocido a una buena cantidad de ejecutivos con muchos años de experiencia y con más edad que los 45 que tenía entonces su mentorado y ninguno de ellos era mejor que Pablo. Ahí, primero pensé que Alierta estaba posicionando a Isla como su sucesor en Telefónica. No es fácil escuchar expresiones así de contundentes en un entorno plagado de los primeros ejecutivos de este país.
Por cierto, Isla se emocionó. Le costó arrancar un discurso agradecido y directo que llegó al corazón de los que asistimos.
Hasta ese momento, mi opinión sobre Isla era ambigua. Trabajé para su entorno en su quinquenio como co-presidente en Altadis (2000- 2005), y la percepción que tuve era de una persona extremadamente analítica. Listo, estudioso y conocedor del detalle del negocio. Nadie hablaba mal de él. En España, claro, porque Isla no llegó a resolver la compleja situación de la copresidencia franco española que mantuvo Altadis tras la fusión, y que se cerró con la sucesión de Vázquez en 2005. Dicha situación parecía ralentizar e impactar en la toma de decisiones de la compañía y su capacidad de moverse en dicho mercado. Así terminó Altadis en manos de los ingleses.
Recién estrenada la cuarentena, Isla fichó por Inditex como consejero delegado. Si Ortega buscaba un joven ejecutivo español, con experiencia internacional y que hubiera gestionado una empresa de volumen, no había otro en el mercado. A Isla le proporcionó un mundo de posibilidades en que poder gestionar, sin negociar constantemente con los franceses, en un sector en crecimiento, en una multinacional española con visibilidad mundial.
Y transcurrido otro lustro, su ahora también mentor Ortega le cede la presidencia. Ahí están los resultados de Inditex. Pondría la mano en el fuego por que Alierta y Ortega no pueden estar confundidos. Será que lo vale. Por su trayectoria, que inició en una firma financiera, Isla tiene perfil analítico y minucioso. A dicha capacidad, le ha ido sumando conocimiento en gestión, en industria, en negociación. Su paso por Altadis le curtió en negocios distintos y variopintos, desde el tabaco a la logística global, y le abrió el camino al monopoly internacional de las adquisiciones y fusiones.
En Inditex, la vorágine del ritmo y crecimiento, el posicionamiento multinacional y la globalización manteniendo los pies en Galicia, han completado su desarrollo. Hay que tener talento, y mucho esfuerzo, para adquirir toda la experiencia de estas posiciones.
Si me sentara con él a pensar sobre los próximos cinco años, a dónde quiere llegar, creo que sería bueno que se manifestara su visión. Hasta ahora, gran parte de su esfuerzo ha sido invertido en ejecutar, gestionar, negociar, desarrollar, continuar. Nos falta constatar en Isla la capacidad de innovación y visión que Alierta ha demostrado en Telefónica y Ortega en Inditex. Tiempo tiene por delante, pues, como ha dicho Ortega, "aúna juventud y experiencia". Década dorada la de quienes estamos en los cuarenta, con tanto aprendido, con mucho por vivir, con energía y ambición. Enhorabuena, Pablo.
Puri Paniagua es socia de Neumann International.