Durante este año, las cajas de ahorros no sólo tendrán que deshacerse de los activos inmobiliarios que pesan en sus libros, sino que también deberán hacer frente a un problema todavía mayor: el de lograr que sus cuentas sean rentables.
Aunque su rentabilidad sobre recursos propios resiste en niveles muy bajos, cuando se mide sobre el total de recursos se aproxima a cero.
Justo ante un año difícil porque los mercados están cerrados a cal y canto para las entidades pequeñas, igual que en lo peor de la crisis. Y eso les obliga a pelear por los depósitos a unos intereses tan elevados que erosionan sus cifras.
Si a eso se añade que el año que viene tendrán que devolver las ayudas del Frob a un 7,75 por ciento, la necesidad de volver a ser rentables es imperiosa y van a estudiar mucho cada crédito.
