Opinión

Cesar Vidal: Gran coalición

Con unas encuestas que sitúan al Partido Popular a más de 15 puntos de ventaja del PSOE y con Bruselas presionando sin descanso, entre otras razones porque Berlín está hasta el moño de pagar lo que hacen ciertas naciones gobernadas por irresponsables, han sido varias las voces dentro del PSOE que han señalado la conveniencia de llegar a un gobierno de concentración nacional.

La razón para esa propuesta es el deseo de evitar que el que realice las reformas indispensables acabe cargando con toda la impopularidad.

Me consta que más de uno pensará eso de que a buenas horas mangas verdes o aquello de la vergüenza hay que tenerla antes. Con todo, a mí la propuesta, sean cuáles sean las motivaciones, me parece bastante sensata. Ni veo a ZP capaz de llevar a cabo reformas indispensables ni a un Rajoy acosado por la izquierda más montaraz, demostrando que es el hombre con más redaños del reino.

Para evitar ambos extremos indeseables, podría formarse un Gobierno de coalición que estuviera constituido fundamentalmente por técnicos en economía, que acabara con anacronismos como la rigidez del mercado de trabajo y el sistema de convenios colectivos; que reformara, de una vez por todas, un sistema financiero trepanado como un queso de Gruyére sacando de las cajas a partidos y sindicatos y que, por encima de todo, entrara con la megapodadora en ese despropósito llamado Estado de las Autonomías, sin importarle lo que digan los nacionalistas o las oligarquías locales.

Este último aspecto -esencial para Bruselas- no puede ser acometido sin un gran acuerdo nacional y, por añadidura, permitiría no atentar más contra los derechos de pensionistas, dependientes y funcionarios.

Por supuesto, me consta que no se trata de una decisión fácil y que implicaría una grandeza de mentalidad, que no ve uno ni entre los del partido de Leire Pajín ni entre los del otro que ha permitido la baja de Álvarez Cascos como si nada.

Sin embargo, no cabe engañarse. O se llevan a cabo las reformas, incluido un adelgazamiento gandhiano del Estado de las Autonomías, o ya podemos irnos preparando para una quiebra en el primer semestre de este año.

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