Opinión

Editorial: Cataluña apunta al agujero

El recién estrenado presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha empezado a rascar en las cuentas, y ya ha afirmado que no le gusta lo que ve.

Frente a los 2.600 millones que el Tripartito confirmó en noviembre como déficit para las cuentas de la comunidad autónoma, ahora el nuevo Govern explica que el agujero podría estar en el doble o el triple, unos 7.600 millones.

Aunque se trata de una estimación, parece claro que el nuevo presidente catalán no quiere, con razón, hacerse responsable de la gestión anterior y que buscará en estas cifras argumentos para solicitar el concierto fiscal.

De momento, ya ha declarado que el gasto se dispara sobre todo en Sanidad y que Cataluña sólo dispone de 1.200 euros por ciudadano para esta partida, en comparación con una media nacional de 1.600 euros.

Sin embargo, también debería examinar qué otros gastos prescindibles tiene la autonomía como los canales de TV, las embajadas o muchas subvenciones. Su reducción de cargos públicos es un buen comienzo.

En la actual coyuntura, el problema no consiste en acaparar más recursos, sino en que todas sin excepción deben recortar e incluso traspasar una parte de su tarta a unos municipios desasistidos. Lo alarmante de las palabras de Mas es que ponen en duda los resultados de déficit que enviaron las comunidades al Gobierno en diciembre.

Entonces ya advertimos de que el agujero era mayor, pues poseen muchas obligaciones no reconocidas en empresas públicas, con proveedores e incluso con el Estado central, al que aún le tienen que devolver dinero. Hace falta una fiscalización más rigurosa y rápida de los números regionales.

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