El informe de la agencia Moody's sobre nuestro sector financiero incluye un dato revelador: la banca española es la mejor de toda Europa en la captación de depósitos, pues cubre con ellos el 50 por ciento de todas sus necesidades de financiación.
En los años peores de la burbuja, el desequilibrio de nuestra balanza corriente con el exterior llegó a situarse en el 10 por ciento. Ésos eran recursos que había que obtener de fuera para financiar la actividad en el interior.
Y entonces llegó la crisis. Los mercados se cerraron y empezaron a discriminar. Las entidades habían adquirido muchos compromisos fuera y hacían frente a una economía española que se desplomaba. El mercado descontaba que España no tenía con qué volver a generar crecimiento. Pero las necesidades de financiación adquiridas estaban ahí.
En julio, la banca española tuvo que acudir en masa al BCE en busca de liquidez. Pero hay señales de cierto ajuste. Debido a la poca demanda, el desequilibrio por cuenta corriente ronda ya el 3 por ciento y eso nos hace algo menos dependientes del ahorro foráneo. Las entidades se han centrado en captar fondos entre los españoles con una guerra del depósito; de ahí el dato de Moody's. Y de ahí que redujese su recurso al BCE en noviembre.
Sin embargo, si esta batalla por el pasivo continúa, la banca española erosionará sus resultados. Y sus vencimientos grandes aún se encuentran entre 2011 y 2012, con la posible amenaza añadida de que el BCE cierre el grifo.
De momento, su primera prueba puede encontrarse en Portugal, donde nuestras entidades tienen mucho invertido y el cinco de enero se realiza su primera emisión de deuda del año.