Opinión

Editorial: Entre el consumo y el ahorro

La renta disponible de las familias españolas ha caído un 2,6 por ciento interanual en el tercer trimestre. Es una consecuencia lógica del estrangulamiento que supone una crisis.

Pero mucho más ha mermado la tasa de ahorro, por la atonía económica y su persistencia en el tiempo. Retrocedió 5,1 puntos porcentuales en el mismo periodo, hasta el 7,5 por ciento de la renta disponible.

Y es que la duración de esta fase de extrema debilidad pesa sobremanera en las cuentas de los hogares, que recurren a sus reservas para afrontar sus gastos y compromisos ordinarios porque cada vez menos bolsillos llegan fácilmente a fin de mes.

No obstante, según el Banco de España se atisba un horizonte menos desfavorable para el consumo privado y una suave recuperación en el gasto familiar. Una previsión que sin duda se verá cercada por una de las más duras cuestas de enero y que más a contrapié pillan al contribuyente.

Una economía con más de 4,5 millones de desempleado y con más de un millón de hogares con todos sus miembros activos en paro afronta fuertes alzas de precios que aderezan la reciente alza del IVA: unos carburantes en máximos, el gas un 3,9 por ciento más caro, y un alza del 9,8 por ciento en el recibo de a luz.

Y la balanza comercial sigue mejorando, una buena tendencia con mucho de aparente, al radicar en la falta de dinamismo, en una demanda que no tiraba ni de lo comprado en el exterior.

Con estos mimbres, la recuperación suena más lejana. Los escasos avances carecen de fuste y suenan a estancamiento. No hay reactivación, y para mantener el ritmo de gasto se está tirando de la hucha que queda. Mal augurio para 2011.

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