Opinión

Jesús Terciado: CEOE y Cepyme, con voz y criterio propios

Un prolongado aplauso puso fin, el pasado martes, al  proceso electoral abierto en el seno de la CEOE por decisión del ya ex presidente Gerardo Díaz Ferrán.

Un aplauso, en efecto, para expresar la felicitación de los cientos de empresarios, miembros de la Asamblea General, al presidente electo, Juan Rosell, a quien reitero desde estas líneas mi más cordial enhorabuena.

Aunque es muy probable, también, que ese cerrado aplauso fuese, además, un reconocimiento hacia todos y cada uno de los que han contribuido a construir esta importantísima plataforma empresarial española que es CEOE. Y muy especialmente hacia sus presidentes: Carlos Ferrer Salat, José María Cuevas y Gerardo Díaz Ferrán.

Porque quienes ostentamos actualmente alguna responsabilidad en esta casa común de los empresarios de toda España sabemos muy bien que somos  corresponsables y herederos del trabajo, los logros y las sombras de las tres décadas que ha recorrido CEOE como iniciativa de miles y miles de ciudadanos que han trabajado y trabajan en este país como empleadores y generadores de riqueza.

Es verdad que han habido sombras. Nadie lo duda. Aunque, ¿qué prestigiosa pinacoteca no guarda entre sus más preciados tesoros grandes obras, que lo son también, precisamente por sus sombras?

En todo caso, ese cerrado aplauso de la Asamblea del martes a la candidatura de Juan Rosell fue fundamentalmente la expresión de una renovada corriente de ilusión para afrontar el próximo futuro con la fortaleza que otorga la unidad interna, con firmeza y decisión, con transparencia y diálogo, con argumentos constructivos y el trabajo en equipo.

Aspectos que son, en definitiva, los signos de identidad que se derivan de la trayectoria del nuevo presidente de CEOE como empresario y dirigente de empresarios, a quien trasladé el apoyo de la organización empresarial de Castilla y León que presido, y con quien confío en colaborar estrechamente desde la presidencia de Cepyme durante los próximos cuatro años.

Lógicamente, tras el proceso electoral, el nuevo equipo de dirección promoverá distintas iniciativas de carácter interno, como ya ha anunciado el presidente, con el fin de lograr la máxima eficacia de CEOE como instrumento al servicio del tejido empresarial. Sin embargo, siendo esto necesario, las expectativas se centran sobre todo en el nuevo impulso que experimentará la acción de CEOE en la tarea de representación y defensa de las inquietudes empresariales.

Y no son pocas, en efecto, las cuestiones sobre las cuales CEOE-Cepyme tienen criterio y voz propios, con el finde defender las propuestas más adecuadas para superar cuanto antes esta etapa tan compleja y convulsa, desde la independencia y el diálogo, confortaleza y rigor.

Desplegaremos, por tanto, toda la capacidad reivindicativa de CEOE-Cepyme para lograr que los poderes públicos aborden urgentemente las reformas pendientes.

Y muy especialmente las que se refieren a la modernización del mercado laboral, el sistema de pensiones, la pervivencia del servicio sanitario público, el adelgazamiento de las  Administraciones Públicas, así como la culminación de la reestructuración del sector financiero y un nuevo marco fiscal que estimule la inversión, entre otras.

Algunas, como es sabido, ya han sido planteadas por el Gobierno de la nación en la dirección correcta, si bien entendemos que no con la suficiente profundidad. Y además, carecen de un tronco común que permita adivinar una estrategia global para la recuperación.

Es suficientemente conocido que la urgencia de dichas reformas responde a las exigencias de nuestros socios europeos, como consecuencia del progresivo deterioro de la credibilidad de España en los mercados internacionales.

Sin embargo, aunque se trata de un argumento importante y prácticamente definitivo, lo fundamental en mi opinión es el hecho de que dichas reformas -tantas veces reclamadas por las organizaciones empresariales- permitirán establecer un entorno más propicio para el mejor desarrollo de la actividad de la empresa, especialmente de las pymes, micropymes y empresarios autónomos, que son sin duda alguna la clave de la recuperación.

Son reformas, en fin, que harán posible la adecuación del volumen del gasto público de este país al nuevo estado de los ingresos, así como estimular la iniciativa ciudadana -de la que es parte esencial laempresa-, con el fin de retornar a la senda del crecimiento y consolidar el mejor Estado del Bienestar posible.

Objetivos básicos que coinciden con los fundacionales de CEOE y Cepyme, por los que han trabajado en estas tres últimas décadas, y que ofrecen un renovado brío tras el proceso electoral que culminó el pasado martes con la elección de la candidatura de Juan Rosell.

Jesús Terciado. Presidente de Cepyme.

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