Opinión

Editorial: Revisemos la liquidez de la banca

En 2011 habrá datos de la exposición inmobiliaria de las entidades financieras españolas. Primero, de las cajas incursas en procesos de fusión y luego del resto de ellas y de los bancos, algo lógico si tenemos en cuenta que son las primeras las que suscitan mayor recelo.

Además, la banca europea se someterá a unos nuevos test de estrés que pretenden una mayor cobertura y transparencia. Y es que los complacientes resultados de los practicados en verano fueron todo menos convincentes.

No hay más que ver las notas que obtuvieron las entidades irlandesas y a dónde han llevado al país. Basta también pensar en que el flujo del crédito no se ha reactivado para invalidar sus conclusiones.

En España, nuestro supuestamente modélico sector bancario sigue en fase de ajuste, está por ver el definitivo mapa de cajas, no ha reducido su tamaño como debería, encara años de escaso crecimiento económico y sus balances siguen lastrados por el ladrillo.

El inmobiliario es un problema cuya solución el Banco de España está facilitando al permitir que se vaya valorando de forma paulatina.

Otra cuestión es lo que suceda con los vencimientos de deuda que afronta el sector, del orden de los 200.000 millones en los próximos dos años. Con las vigentes dificultades para captar financiación y con unos requisitos de capital más exigentes, el panorama se endurece.

Las nuevas pruebas deben testar la capacidad y salud de las entidades ante esos compromisos. De forma comparable, deben examinar su gestión de la liquidez porque precisamente ése, y no la solvencia, fue el factor que hundió a los bancos irlandeses, que sí habían superado los anteriores tests.

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