Opinión

Editorial: Atrasemos la edad de jubilación

No hay gasolina como los mercados. Ayer, con las renovadas prisas del Gobierno, los grupos parlamentarios negociaban la reforma de las pensiones en el Pacto de Toledo.

El día antes, el PSOE intentaba que en ese marco se eliminasen los 65 años como edad legal de jubilación, lo que abría la puerta al Ejecutivo para que la atrasase hasta los 67. Pero el resto de partidos se opuso. Esto ha sido un grave error.

Hay varias medidas que contribuyen a rebajar el coste del sistema. Entre ellas, ayer se acordó en el Pacto la ampliación del plazo de cálculo a los 20 años, o la adopción de condiciones para que las empresas no puedan jubilar a trabajadores de 50 años.

Así, se aprobaba un alza de la edad mínima para la jubilación anticipada. Y se dejaba para el martes los recortes a futuras pensiones de viudedad, donde quizás se opte por indemnizaciones temporales según hijos y rentas. Sin embargo, el retraso de la edad de jubilación quedaba en el aire en la comisión.

Tal decisión no sólo resulta urgente por la presión demográfica, sino que también supone una iniciativa que los mercados visualizan y reciben bien. Todos los países europeos lo están haciendo. Representa una muestra inequívoca de la voluntad reformista. Es más, en este caso ha sido una promesa del Gobierno enviada a Bruselas.

Los mercados podían interpretar tal atasco como una marcha atrás. De ahí que el ministro de Trabajo tuviese que salir al paso y afirmar enseguida que lo correcto es ampliar a los 67 la edad de jubilación.

El PP, principal partido de la oposición, no puede cometer la irresponsabilidad de ceder en esta materia al tacticismo político. La velocidad con la que se encarece nuestra financiación lo requiere.

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