JORNAL DE NEGÓCIOS (PORTUGAL)
Las tasas de interés reales a largo plazo son una medida directa del coste de los créditos para operar negocios, lanzar empresas nuevas o ampliar las existentes, y ahora sus niveles van en contra de todo lo que se ha dicho sobre la necesidad de reducir los déficit públicos.
El bajo nivel de las tasas de interés reales no parece deberse a la crisis financiera de 2007-2009. En cambio, las bajas tasas de interés reales de largo plazo parecen reflejar el hecho de que a lo largo de los años los gobiernos no han utilizado las oportunidades de crédito que los mercados ajustados a la inflación les ofrecen.
Esto supone una oportunidad de arbitraje para los gobiernos: pedir préstamos masivos a estas tasas de interés reales bajas (o incluso negativas) e invertir las ganancias en proyectos con rendimientos positivos, como infraestructura o educación. Extraña que ahora tantos gobiernos hagan énfasis en la consolidación fiscal, cuando deberían estar pidiendo más créditos para aprovechar las tasas de interés reales tan bajas.