Opinión

¿Ya mandan Merkel y Sarkozy en la política económica española?

El presidente Zapatero vivió ayer su segunda epifanía. Al igual que en Pentecostés, se sospecha que de repente ha adquirido el don de las lenguas para entender, sobre todo, el alemán.

Hasta ayer no parecía asimilarlo, pero el martes fue un día muy complicado en los mercados. Incluso los más optimistas mostraban su preocupación porque se cerrarse el grifo a España.

Ante tal coyuntura, a los dos titulares de la política económica de este país, Salgado y Campa, no se les ocurrió otra cosa que cargar contra la canciller alemana y alegar que eran sólo dos días de turbulencias.

Pues sí, han bastado dos jornadas para que el presidente protagonice otro giro radical y anuncie medidas.

Pero ya nadie se cree que Zapatero haya experimentado una catarsis y crea en los efectos benéficos de las reformas.

La UE sabe lo que se juega en el ruedo ibérico. Y las previsiones del FMI afirman que el déficit español va a desviarse de su objetivo del 6% para 2011; de modo que Merkel y Sarkozy han obligado a Zapatero a que cumpla.

Las medidas anunciadas se centran en embolsarse lo necesario para corregir más de un punto de déficit.

Sin ceder el control, se vende una cuota de Aena y de Loterías, lo que podría aportar unos 14.000 millones; aunque esté por ver cuánto se logra en esta coyuntura.

Y en contra de lo que tantas veces ha declarado el presidente sobre cómo protegería a las víctimas de la crisis, ha eliminado la prestaciónde 426 euros, lo que ahorrará unos 400 millones. A la vez, esta decisión responde a una de las preguntas que más le lanzan a nuestro Ejecutivo desde Europa: ¿qué hace usted para solucionar ese 20% de paro?

Con la supresión de la ayuda a los parados de larga duración, se crea un incentivo para que los desempleados se recoloquen, puesto que evitamos que este subsidio se convierta en unsustitutivo de las rentas del trabajo.

Respecto a los 1.500 orientadores profesionales, Caldera ya los prometió y ahora parece que se han sacado de la chistera para simular una reformade las políticas activas.

No parece que esto funcione. La reforma debería ir mucho más allá para reciclar a los trabajadores de la construcción.

Por otro lado, la doctrinahoy dominante en Europa considera que las pequeñas empresas son las grandes empleadoras en la crisis. Así que resulta lógico que la UE exija a Zapatero que haga algo en este capítulo.

La rebaja fiscal propuesta a las pymes no supone una panacea, pero al menos alivia a quienes pueden crear empleo.

De todas formas, ahora el Impuesto de Sociedades no recauda mucho entre estas empresas, y esos recursos liberados resultarán siempre más productivos en sus manos que en las del Estado.

Además, el Gobierno dará libertad de amortización hasta 2015, es decir, un balsámico y acertado crédito fiscal a la inversión. Y el hecho de que ya no haya que pagar a las Cámaras de Comercio siempre representa una carga menos.

En cambio, la agilización de los trámites para las empresas se ha vendido desde siempre... sin resultado alguno.

Todas estas iniciativas van en el buen camino, pues recortan un poco el gasto y favorecen un poco la inversión... pero se quedan cortas.

Hay que mejorar la solvencia, en especial de nuestro sistema financiero. Si el BCE surte hoy de liquidez, tendremos un breve respiro. Pero no debemos confiarnos.

Pese a que el Gobierno negase una y otra vez que habría más medidas, se ha demostrado la existencia de un Plan B. Y falta todo una becedario.

El nuevo bandazo confirma que estamos vigilados. ¿Mandan ya Merkel y Sarkozy en la política económica española? El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, ya dice que sí a todas las reformas. Desde la negociación colectiva a las pensiones, parece desmarcarse entodo de los sindicatos.

Sólo que Zapatero suele dulcificar cualquier cambio. Ojalá Merkel y Sarkozy manden más a menudo.

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