Opinión

Editorial: Camino del quirófano

Noviembre ha sido el peor mes de la historia para la deuda española. La rentabilidad del bono a diez años ha saltado del 4,2 al 5,5%.

La velocidad a la que se ha deteriorado resulta preocupante. A este ritmo, en enero abonaríamos lo mismo que Irlanda.

El mercado está activando la presión para que se tomen medidas serias. Se empieza a afirmar que lo inyectado a Dublín no solventa nada porque hay que devolver el dinero, y buena parte lo ponen los propios pensionistas irlandeses. Si su dinámica de escaso crecimiento sigue, Irlanda necesitará más.

Hasta ahora, se ha aplicado un plan de liquidez que pone la carga sobre el contribuyente irlandés para que no sufran los acreedores privados, muchos de ellos germanos y galos.

Ni se distingue entre lo público y lo privado, ni entre la liquidez y la solvencia. ¿Les suena esto a los problemas de la banca allá por 2008? Entonces se surtió a las entidades con liquidez, pero no se resolvió la cuestión de la solvencia... y así van las cosas.

El mercado interbancario vuelve a encontrarse seco. Y los bancos siguen sin limpiarse. Por mucho que los políticos españoles reclamen al BCE una compra de bonos, esto echa más dinero a un pozo sin fondo.

El secretario de Estado de Economía, Campa, puede decir que sólo se trata de un par de días de turbulencias, pero comienza a parecer un conflicto de solvencia que vamos atrasando.

Los inversores ponen precio a los riesgos previstos para un 2012 trufado de grandes vencimientos. No esperemos a que mañana Trichet lance otro auxilio momentáneo. Cuanto más lo retrasemos, más duras serán las medidas que nos caigan en suerte. Hay que operar ya.

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