Opinión

El cluster no es una asociación empresarial

En cada momento económico, surgen palabras de moda para explicar la situación o para mejorarla. Hoy día, es raro encontrar una página de un diario económico (bueno, y casi generalista) en la que no se hable de innovación, internacionalización y/o cooperación empresarial como solución a todos los problemas que nos acechan.

Llevo unos cuantos años dedicando mucho tiempo a los clusters y la cooperación empresarial. Hasta el año pasado, no había una jornada de clusters que no se iniciara con una charla titulada ?¿Qué son los clusters?? (o algo parecido). Cada vez parece ser menos necesario, ya que este término inglés se está introduciendo en nuestras empresas y comunidades autónomas a pasos agigantados.

En cualquier caso, cuando a mí me preguntan qué es un cluster (la última vez fue hace unas semanas en una comisión de la Asamblea de Extremadura dedicada a la Ley de Ciencia), siempre respondo lo mismo: ?depende?.

No dudo de que en un principio todos los clusters se crearan con la idea original de agrupar entidades que estando en un mismo entorno geográfico se dedican a una actividad similar. Pero ahora mismo, la realidad es otra.

Varios significados

Tras visitar la mayoría de las comunidades autónomas y de hablar con gerentes y miembros de juntas directivas de más de cincuenta clusters, me he dado cuenta de que se utiliza esta palabra para describir a decenas de asociaciones muy dispares entre sí. Me he encontrado con:

· Asociaciones que se crean porque un político considera que es buena idea, sin más.

· Asociaciones empresariales puras que han adoptado el nombre de cluster para intentar ?olvidar? malos rollos pasados entre sus socios o para quitarse algún presidente de en medio.

· Asociaciones que se crean entre entidades que tienen claro que o colaboran o no tienen futuro.

· Asociaciones empresariales tradicionales que han adoptado el nombre de cluster para que la administración regional (o nacional) les financie la contratación de su gerente.

· Parques tecnológicos u otros entes que incluyen la palabra cluster por estar de moda o, de nuevo, para concurrir a ayudas a las que no llegan de otra forma.

· Incluso, empresas que han incluido la palabra ?Cluster? en su nombre o marca comercial para intentar acceder a organismos públicos a los que no podrían llegar como empresas privadas.

No pretendo ser exhaustivo con lo anterior, simplemente avisar de que la palabra cluster no asegura el éxito de la asociación. Primero hay que pensar cuáles son los objetivos que nos marcamos al crear un cluster y no olvidarlos.

Si lo que queremos es una asociación empresarial para negociar con los sindicatos, para ser el interlocutor válido con la administración en un campo (y evitar que el resto lo sea) o para estar incluidos por ley en las decenas de comisiones creadas en pro de los pactos sociales, entonces no hay que crear un cluster.

Un cluster ha de estar para que las empresas cooperen y hagan negocios que no pueden hacer de manera individual. Pueden (y en mi opinión deben) incluir en sus filas a las universidades, fundaciones, parques científicos-tecnológicos y asociaciones que tengan mucho que aportar en la cooperación e innovación. Pero no deben de ser instrumentos para reproducir las funciones que tienen las asociaciones empresariales.

Si los clusters se convierten en clones de las asociaciones empresariales, nos encontraremos con tres problemas principales:

1. Como ya he dicho, se heredan las rencillas del pasado, lo cual suele aportar poco a la cooperación.

2. Las asociaciones ya existentes (y sus ?hermanos mayores? federaciones, confederaciones y, finalmente, la propia CEOE) lo verán como competidores, evitando que entren en los clusters muchas empresas que tienen mucho que aportar a la cooperación.

3. El gerente no enfocará todo su esfuerzo en la cooperación, sino que dedicará gran parte de su tiempo a otras actividades perdiendo el objetivo fundacional.

Y todo lo anterior no tendría importancia sino fuera porque, al final, los socios del cluster verán que no es útil y decidirán no mantenerlo económicamente, provocando que desaparezca a la misma velocidad que desaparezcan las ayudas públicas.

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