Z apatero ha hecho de su realidad virtual un drama nacional. Es la única persona en el mundo que considera que el término nación es discutido y discutible. Es el único presidente conocido que quiere que su país sea más pequeño al término de su mandato: a saber, no sabe si Gibraltar es español, si lo son o no Ceuta y Melilla, si Cataluña es o no España, y esperemos a ver qué acuerda con ETA respecto al País Vasco. Es el único presidente conocido que no distingue entre un ser vivo y un ser humano. El único que quiere romper la unidad del Poder Judicial y que cree que el pasado tiene que ser usado para dividir, en vez de para aprender. Es el único presidente conocido que negó una crisis económica. El único que explica que aunque su país está en recesión, ya ha salido de la crisis. Es el único presidente conocido que considera que un parado trabaja para su país. Y el único que estima que en su país hay ciudadanos de primera y de segunda, porque ha roto el sistema de solidaridad interregional, la caja única de la Seguridad Social.
Hasta ahora, en España los contribuyentes éramos los solidarios, y no los territorios. Si sale adelante el acuerdo con el PNV, España dejará de ser una nación de españoles que se ayudan entre sí, para convertirse en una federación asimétrica de mini-estados insolidarios, porque todos pagaremos las pensiones de los vascos, pero ellos gestionan las bonificaciones fiscales. Un escándalo. Un Estado insolidario en el que, cuando menos lo esperas, te roban la cartera: la subida exponencial, generalizada, de impuestos no tiene nombre. Ni los ricos, que pagan muchisímo, ni el capital -el abono para revivir la maltrecha economía- tienen la culpa de este Gobierno manirroto. Suben los impuestos a los hidocarburos, la gasolina, para pagar unas primas a las renovables cuyo marco regulatorio fue un calentón de Sebastián y sus amigos. El Gobierno progresista de Zapatero nos sube la luz, la gasolina, la cesta de la compra, el bonobús, la calefacción y penaliza el ahorro. Ni España, ni los españoles, ni, desde luego, los contribuyentes nos merecemos a Zapatero.
Pilar G. de la Granja, directora del programa 'El Balance' en Intereconomía.
