En su segunda marcha negra, los mineros avanzan hacia León con vistas a la huelga del 29-S, pero con unas reivindicaciones propias. Las empresas en que trabajan se han nutrido de ayudas públicas e incluso anticipos, pero no les pagan las nóminas. Parece convenirles tener a sus trabajadores prestos a la protesta.
El ministro Sebastián cuenta con que este mes esté listo el decreto del carbón que regulará las subvenciones al mineral y fijará la cuota que habrán de emplear las eléctricas; pese a que Bruselas pretende cortarle el grifo allá por 2013.
La actitud de estas empresas debía servirle al ministro para darse cuenta de que la política de las subvenciones sólo le ha servido para que estas compañías lo empleen en su contra. Debería replantearse cómo está tratando con ellas.