Irlanda y su banca han vuelto a poner sobre la mesa las dudas sobre las finanzas de los Estados. En las subastas de deuda que realizaron ayer Irlanda, Grecia y España, se logró colocar la deuda... pero terminaron pagando una prima muy elevada.
Pese a que nuestro país se distancia del vagón de cola de los pigs, todavía abonamos 180 puntos más que el bono alemán, y esto no sólo es una rémora para las cuentas del Estado, sino que también supone un lastre para nuestras empresas, que tienen como base esos intereses para financiarse.
Aunque ya hemos sorteado el Alpe d'Huez que representaba julio y hemos cubierto gran parte de las necesidades de financiación para este año, parece claro que no se va a dar una mejora sustancial del riesgo país en los próximos meses. Hay liquidez y el dinero acudirá, pero nos exigirá siempre una interés alto. No podemos confiarnos y entrar en un círculo vicioso en el que la deuda se encarece mientras vamos realizando recortes que restan actividad.
Hay que cambiar la percepción que el mercado tiene de nosotros. Con este fin, Zapatero se presentó ayer ante los principales banqueros en Nueva York. Pero un asistente declaró a elEconomista a la salida de la reunión que el presidente fue vago, no convenció y provocó la polémica con algunas afirmaciones. Incluso dijo que rezaba porque las reformas se cumpliesen. ¿Acaso nos extraña?, ¿dónde estaba el secretario de Estado Campa, quien se maneja bien en inglés y conoce los datos? La charla voluntarista de Zapatero poco respaldada con hechos no aguanta el microscopio de un grupo de financieros preocupados por nuestra falta de crecimiento. Y eso nos pasará factura a todos.